Tarta de cumpleaños de dos pisos (y mi primera muñeca de fondant).

La semana pasada fue el cumpleaños de mi hermana y, como no podía ser de otra manera, le hice una tarta. Una bonita tarta... ¡¡¡de dos pisos!!!

Hice tres bizcochos usando el mismo molde: dos de yogur y uno de chocolate. Con los de yogur hice el piso de abajo, relleno de ganaché de chocolate negro, y el de chocolate, cortado por la mitad, para el piso de arriba, con relleno de chocolate blanco. ¡Qué rico estaba!

La verdad, lo pasé realmente mal con el fondant. El piso de abajo era demasiado grande, y cuando el fondant era lo suficientemente grande, mi rodillo era muy pequeño y dejaba marcas, luego se rompía, no estiraba lo suficiente... ¡una pesadilla! Decidí hacerlo en dos partes, pero fue peor, porque no calcué bien y por abajo quedaron huecos. Después de desesperarme un rato, los tapé con más fondant y pegué los saxofones y las notas con un poco de almíbar.

De lo que más orgullosa me siento es de la muñequita. Es la azucarada imagen de mi hermana.

Las fotos no son muy buenas, porque con las manos pringosas de fondant no era plan subir a por la cámara. Además, de lo emocionada que estaba no se me ocurrió subir a por ella. Comprendedlo... ¡era monísima!

(Por otro lado, el fondant no se endureció demasiado... He leido sobre algo llamado CMC, pero como no tengo tiendas especializadas ni nada de eso por aquí cerca tuve que arriesgarme y, con tanto calor como hace, no pasó nada, así que todos contentos).

¿No os encanta?

A todo el mundo le gustó la tarta, aunque muchos no quisieron comerla (ellos se lo pierden). Quien la probó, me dijo que estaba riquísima, y que era muy bonita (este es un pueblo pequeño y estas cosas no han llegado aquí todavía... si es que llegan...).

(Por cierto, el bizcocho de chocolate es el pastel de las tierras bajas de La cocina con Astérix. Ya lo había probado otras veces y sabía que era una apuesta segura, y además no había que usar amasadora).

María.